Odore

CIUDAD JUÁREZ, CHIHUAHUA

 

Se encuentra situado al inicio de un importante corredor comercial y de negocios. Su límite posterior colinda con el Club Campestre de Ciudad Juárez. Ofrece un espacio de interacción común para las empresas, una tipología contemporánea que considera la flexibilidad de uso de los espacios, ya sea para oficinas particulares o para la gestión diaria y los servicios de apoyo a la labor empresarial.

 

Un eje vertical de simetría y equilibrio da origen a la morfología del proyecto. Los volados en la cubierta sobresalen en sintonía con el edificio adjunto. Se muestra una diferenciación de altura y un juego de ritmos, formas y texturas visuales que se articulan para consolidar el carácter arquitectónico del lugar.

 

El acceso vehicular conduce a través de la rampa hacia el sótano que funciona como área de estacionamiento. A su vez, la planta baja y el primer nivel contienen las áreas dedicadas al servicio de renta para el desarrollo de los distintos negocios. Dentro del segundo nivel se ubica la zona de servicios y mantenimiento general. Cada uno de los niveles se define por medio del contraste que generan materiales como el acero, los paneles metalizados y los recubrimientos pétreos, utilizados a manera de capas superpuestas en el exterior del complejo. La organización modular del cristal en las terrazas y los locales refleja distintas tonalidades del entorno gracias a la incidencia solar.

 

Existen dos componentes principales en la envolvente: la fachada frontal, abierta como una antesala que invita a ingresar al edificio, y la fachada lateral, que muestra una fortaleza estética hacia el exterior y acompaña al espectador en su paseo a lo largo de la avenida.

 

A nivel de calle, desde el acceso principal, se observa la plataforma elevada sobre la que se exhibe el objeto arquitectónico. Una serie de peldaños conducen hacia el vestíbulo exterior, abrazado por una volumetría cóncava que conecta las visuales del interior en un solo punto focal, un espacio de reunión amplio y libre mediante el cual se distribuyen los distintos accesos a la planta baja y el ascensor.

 

Por su parte, la cara lateral del conjunto refleja una búsqueda formal de elementos rectangulares simples ordenados de manera regular sobre un talud vegetal. Los volúmenes que componen esta fachada se distribuyen en distinta orientación y escala a lo largo de toda la edificación, lo que ofrece una sensación de movimiento que se alterna en posición horizontal y vertical. El identificador de Odore al centro de la fachada y la franja de luz color ámbar en el segundo nivel causan un efecto de distinción respecto al contexto. El gran jardín vertical fusiona líneas orgánicas y distintos matices que interactúan con la composición modular del proyecto.

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